De que tu cuñao o tu sobrino son muy apañados con Facebook o instagram no tengo duda. Si además de hacerte ahorrar unas perras tienen en cuenta todas las cosas que enumero a continuación… ¡preséntamelos y los contrato a la de ya!
Contaba hace no tanto cuáles son los errores más comunes sobre las tareas de un Community Manager, para hacer hincapié en qué valor aporta a las marcas. No hablaré sobre el perfil ideal, porque dudo que exista y además hay demasiada literatura ya por Internet adelante sobre ello. Pero, sin duda, la experiencia es un punto, y la especialización ya ni te cuento. Si lo tuyo es la sostenibilidad, elige una Community Manger verde como tú. Compartir valores y tener la misma sensibilidad facilitará el trabajo y beneficiará a tu marca sostenible.
Siempre he creído que, en redes sociales, el tamaño no importa, pero sí la efectividad. Y esa opinión no era demasiado popular hace no tantos años, en los que la gente se cegaba con los trillones de fans de la competencia. Parece que el tiempo me ha dado la razón, ¿eh? No hay más que pasarse por el Instagram de Paula Echevarría para ver que sí, mucho volumen—además de en el pelazo— pero poca chicha.
Prefiero cien veces una página de Facebook con un número poco impactante de personas seguidoras pero involucradas e interesadas por la marca. Apuesto por una comunidad discreta que interactúe y hable de nuestro libro —verde, a poder ser :P— a sus contactos, antes que por miles de personas que aportan poca información útil sobre lo que hacemos. Y esto del engagement, en proyectos responsables es clave, es capital. Que es muy importante, c*ño, ¿clarito?
Por eso, antes de pensar en medir el éxito o el fracaso por la cantidad de ceros y, sobre todo, antes de poner a tu familia a trabajar en las redes sociales de tu proyecto, lee lo que sigue. Si alguien te lo hace gratis y bien, perfecto, sino, llama al equipo A.
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Entonces, ¿qué implica gestionar las redes sociales de una marca o entidad, prima?
A continuación te lo cuento, muy muy resumido, para que lo entienda hasta un cuñao.
Para empezar, controlar aquello de la de gestión y creación de contenidos
- Saber organizar las publicaciones y crear un calendario editorial con antelación.
- Analizar qué tipo de publicaciones funcionan mejor y potenciarlas. ¿Vídeo sólo? ¿Texto+foto? ¿Qué tipo de texto? ¿Y un unicornio?
- Establecer de forma metódica la frecuencia de actualización. Alinearse con el plan de Social Media a pies juntillas, pero también con sentido crítico. No es cuestión de avasallar a la gente que nos sigue publicando continuamente, si no darles lo que necesitan en el momento justo: menos es más. Hay un ritmo, unas mejores horas para publicar en redes sociales, un orden; y unos motivos, claro.
- Crear contenidos y mensajes chulos. Es decir, que encajen con la marca al 100% y que sean compartibles.
Él nunca lo haría… bien
Saber una mijita de copywriting
Mucho ojo, porque no sólo la ortografía debe ser impecable. También la sintaxis y la gramática. Aunque parezca de perogrullo, seguir estas normas, además de dar buena imagen, facilita la lectura rápida y el entendimiento veloz. Que los ritmos en redes sociales no son lentos, amigas. Aquí más cosas:
- Tener claro el objetivo de cada publicación. ¿Qué queremos conseguir? ¿A quién queremos llegar? No hagas las cosas porque sí, usa el sentidiño.
- Usar bien el tono adecuado: como en la vida, a veces es más importante cómo lo decimos que qué decimos. No es lo mismo una marca de prótesis de cadera que un restaurante argentino que una empresa de energía verde. Mucho ojo porque la informalidad, la cercanía y el humor pueden ser un arma de doble filo; si no las usas correctamente puedes conseguir el efecto contrario. Nada peor que una marca «que va de guay». Hartitas estamos de tanto postureo.
- Dar caña a las palabras clave y a las intenciones de búsqueda con habilidad. Apóyate en el estudio SEO que has hecho para la marca (porque lo has hecho, ¿no). En una publicación en redes sociales hay que tener la maña para, en pocos caracteres, destacar aquellos conceptos en los que queremos ser lo más. Y ponerlos, preferiblemente, al principio del texto.
- Jugar con la persuasión. Despierta la curiosidad, la emocionalidad. Intenta tocar fibras sensibles. Si te dedicas al mundo de la sostenibilidad lo tienes fácil para apelar a la responsabilidad o a la conciencia. Pero hazlo con medida y sin culpar.
¡No fuerces, Paca! La naturalidad gana siempre
Estar al día de lo que se cuece en el mundo del Social Media y el marketing en general
- Los cambios de tendencia. Llámale novedades, nuevas costumbres de las personas usuarias, contenidos virales, etc. A tope con ella.
- Las estrategias creativas que comparten influencers y marcas potentes. No hay que perder de vista lo que funciona a los grandes, aunque el tuyo sea un proyecto pequeño o una marca verde que está empezando.
- Las actualizaciones de cada red social. Tanto cambio es un dolor de cabeza si queremos optimizar cada publicación, pero hay que estar al tanto tanto de cuál es la extensión ideal de los textos como de los tamaños de las imágenes.
Tener responsabilidad/experiencia/sentido común
- O sangre fría, o empatía, o calma… Una crisis de marca es mejor no dejarla en manos de cualquiera, créeme.
- Pensar antes de responder y hacerlo con habilidad y agilidad, minimizando las posibles reacciones negativas, es algo que se consigue con el tiempo. La reflexión seguida de acción es un plus, el ser bocachancla o quedarse paralizado, es un… minus.
Una CM después de una jornada tensa. Cualquiera, vamos
Hazme caso, paya
El intrusismo está muy feo. Y, además, teniendo en cuenta lo mucho que dependemos de los cambios de las redes sociales y los vaivenes de su algoritmo, mejor es centrarnos en lo nuestro: comunicar y «llegar«. ¿Es tu cuñao experto en eso? Cuéntamelo 😛
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