Cuando hablamos de recursos accesibles o de accesibilidad es común pensar en personas con límites visuales o auditivos. El concepto de lectura fácil seguro que no se te pasa por la cabeza a la primera, ¿a que no? Pero lo que sí que tienes claro es que la presencia digital de tu proyecto ético y responsable tiene que ser accesible a tope. Es pura coherencia. Si ponemos en el centro a las personas y al planeta, no podemos obviar a un porcentaje importante de la ciudadanía que tiene dificultades para comprender un texto. De acuerdo con eso.
Porque, me temo que hablamos de un tanto por ciento majo de la sociedad. Se incluye aquí a las personas mayores, a inmigrantes con lengua materna distinta al castellano, a la gente con afasia, a las que tienen analfabetismo funcional o a niños y niñas de hasta cuarto de Primaria.
A todas estas personas tienes que tener en cuenta también a la hora de redactar los materiales de tu ONG ambiental, o a la de plantear una campaña de concienciación social sobre el consumo responsable. Porque, ojo a este dato: nada menos que un 30% de la población española tiene dificultades para entender un texto.
Entonces, ¿qué pasa cuando lo que cuentas es incomprensible para una persona? Es decir, ¿qué debes hacer cuando tus contenidos llegan a ser totalmente inaccesibles para un grupo de gente relevante?
Pues, fácil, o no tanto: hay que adaptar el contenido del mensaje.
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La lectura fácil: accesibilidad del contenido y de su estructura
La lectura fácil es, básicamente, lo que dice el título. Es una forma de redactar que permite hacer accesible un texto a personas con dificultades de comprensión lectora.
No es un resumen, es un texto con entidad propia y una buena forma de favorecer la inclusión social de personas con dificultades.
El trabajo editorial es amplio: toca la redacción, pero también la maquetación, la ilustración y la publicación. Como te diriges a un grupo muy amplio de personas con necesidades y trabas distintas, es complicado unificar unas pautas, pero aquí van unos cuantos consejos:
Contenido lingüístico
- Usa un lenguaje directo: evita lo abstracto y las metáforas, así como el subjuntivo o el modo pasivo.
- Sigue una continuidad lógica, un «hilo» cronológico, si es posible.
- Reduce las acciones a lo más sencillo o nuclear: evita largas introducciones o gran número de personajes.
- Evita las oraciones compuestas. Mejor una acción por oración.
- No utilices palabras muy complejas, poco frecuentes o tecnicismos. Tampoco ayudan los acrónimos o siglas.
- No des nada por sentado. Esto aplica en muchas ocasiones 😉
Contenido visual
Las ilustraciones son muy útiles: aclaran y contextualizan lo que cuentas. Por eso es necesario que sea puedan relacionar con facilidad con la parte del texto a la que hacen referencia.
Usa imágenes sencillas como apoyo, pictogramas y no dejes dudas de la relación con el texto. Servirán para aclarar lo que se dice en él u orientar a la persona lectora.
Maquetación, diseño y tipografía
Menos es más casi siempre, pero en el caso de textos de lectura fácil, esto aplica al 100%. El diseño debe ser limpio y conciso, con márgenes de buen tamaño, una fuente legible y un número de líneas por página no muy elevado. Lo ideal es que cada oración encaje en una línea, de la forma más natural posible.
Evita también dar toques demasiado infantiles; si es una guía sobre lenguaje no sexista y tu público es gente adulta, la guía también deberá parecerlo.
El contraste entre el texto y el fondo debe ser muy claro, así como el tipo de letra elegido y su tamaño, tirando a grande —11 o 12 puntos—.
También se pueden aplicar las técnicas de lectura fácil a otros formatos: audiolibros, versiones online de periódicos, noticias en TV… ¿o es que solo nos informamos a través de medios impresos?
La lectura fácil en las webs
En la línea de lo que comentaba antes, las webs también pueden y deben estar adaptadas a personas con dificultades lectoras. Seguir las indicaciones del W3C es básico ya, y garantía de de accesibilidad y una navegación fácil y natural.
¿Dónde informarse sobre lectura fácil?
Hay un montón de recursos online para informarse acerca de la lectura fácil, y hasta una adaptación del primer capítulo de El Quijote. También puedes encontrar en una búsqueda rápida la Asociación Lectura Fácil Madrid y Asociación Lectura Fácil (ALF) en Barcelona.
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