La empresa en España es pyme. Es decir, la mayor parte del tejido empresarial español, según datos del Ministerio de Economía, tiene menos de 250 empleados. Y, del total de pymes españolas, el 80% tiene uno o dos empleados.
Ya, nada que no supiéramos. Pero al hilo de estos datos, quiero hablar de las pequeñísimas empresas dedicadas al sector de la comunicación y el marketing. Creo con firmeza que son las que tienen futuro, porque hablan humano y tienen un tamaño ídem.
Las agencias mastodónticas con sede en varios países y tropecientos empleados solo tienen sentido en un mundo en el que las transnacionales son más poderosas que los estados. Vale, sí, es este mundo, el mismo en el que vivimos todos/as. Pero chica, me quedo con que todas esas pymes españolas necesitarán tarde o temprano a alguien que ponga orden en su comunicación. ¿Las ves acudiendo a la misma agencia que hace spots para Coca Cola? Pues yo tampoco.
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La importancia del tamaño «humano»
Cuando alguien confía la imagen de su empresa a terceros, está haciendo un ejercicio muy importante de confianza. No es solo delegar, que ya tiene tela de por sí cuando el proyecto es pequeño o personal. Es confiar en que esa persona a la que le das el altavoz de tu marca vaya a hacerlo bien.
Las personas que se dedican a llevar cuentas en una agencia son las responsables de gestionar al cliente. Cuidar la relación, hacerle sentir importante, pelotearle si hace falta… casito. Pero, ¿cuántas cuentas lleva un cuentas, valga la redundancia? ¿Con qué criterio establece prioridades? ¿Por qué es un perfil tan feminizado? Nada, preguntillas al aire, que soy muy de divagar.
Yo lo veo claro: el trato será más cercano y personal cuanto más se parezca a ti el profesional que has contratado. Me explico. ¿Quién mejor que una pyme para entender a otra? ¿Quién mejor que una agencia con dos profesionales en plantilla y un grupo de colaboradores para entenderte a ti, Muebles Paco?
Y para qué hablar de flexibilidad y capacidad de adaptación: a estructura más ligera, movimientos más rápidos. ¿O es que pensamos que la burocracia solo contamina la Administración?
La cosa está cambiando, aunque haya resistencias
Eficacia. Agilidad. Creatividad. Innovación. Estas dos últimas son las características imprescindibles para ser una consultora ideal, según el informe PR Scope España del último año. Además, con la tecnología ya sabemos que el trabajo presencial es opcional más que obligatorio.
No hace falta sostener una oficina enorme y céntrica para acoger a grandes plantillas y embobar a los clientes. Con los gastos fijos que ello implica, normal que los fees acaben por convertir las tarifas en asequibles solo para los gigantes.
Por otro lado, las personas trabajadoras quieren más flexibilidad y horarios razonables. Yo diría que hasta tiempo para desarrollar sus propios proyectos. Lo de estar con su familia, ya para otro siglo, tampoco quiero pecar de optimista.
El papel de las personas autónomas y freelances
Sigo desgranando ideas, que no por evidentes pueden resultar obvias a todo el mundo.
En nuestro país puede ser poco asumible el gasto de un trabajador para una empresa pequeña o muy pequeña. Pasar de ser emprendedor a ser empresario empleador puede liberar de muchísima carga de trabajo, pero puede ponernos otras sobre los hombros. No solo hay que pensar en el salario + Seguridad Social, el ineludible coste directo. Hay que pensar también en el tiempo y el dinero (hola gestorías) para formalizar los trámites necesarios, así como la obligatoriedad de contar con un plan de riesgos laborales, invertir en material de trabajo para esa persona… Suma y sigue.
Si tienes suficiente volumen de trabajo, te compensará esta opción, seguro. Si lo tuyo son proyectos puntuales que van y vienen, y solo a veces no llegas (y qué mal que lo pasas), contratar no es la mejor opción.
Insisto: es el sistema, amigos, yo no lo he inventado. Por eso, recurrir a personas freelances es una muy buena alternativa para ofrecer un servicio completo y profesional y seguir siendo sostenibles (y también dejar de sobrecargarse).
¿Qué pasa en el otro lado, el de la persona profesional? Pues que apoyarte en empresas con una estructura, una cartera de clientes y un mínimo plan comercial te ahorrará dolores de cabeza. Sí, la tarea de venta te la tienes que currar al principio, pero una vez establecida una relación de confianza, los proyectos entrarán solos.
Pequeñas, muy pequeñas agencias y grandes, potentes personas autónomas y freelances. ¿Sabéis por dónde voy?
El complemento (casi) perfecto
No descubro nada nuevo si digo que las relaciones laborales están cambiando. Con la tecnología, pero también con muchas políticas neoliberales que nos obligan a asumir costes de forma individual.
Nunca he creído que pasarse al lado autónomo de la fuerza fuese lo más deseable o lo ideal para una persona trabajadora. Nunca he comprado el discurso de «emprendimiento» como solución a todos tus males. Sí creo en el autoempleo como consecuencia natural de un mercado laboral al que ya no puedes exprimir más (bueno, quién exprime a quién, je) llegada cierta edad, o al que ni has tenido oportunidad de entrar, cuando aún te acabas de incorporar al mundo del trabajo.
Las personas freelances en España ya sabemos que tenemos condiciones poco asequibles para llevar a cabo nuestra actividad. Y, de verdad, paso de tocar el tema falso autónomo, que abunda hasta en organismos públicos.
Pero me quiero referir a esa opción que acabas vislumbrado al final del túnel. Cada persona con su propio proceso y ritmo, claro. De repente ves una alternativa que se ajusta como anillo al dedo a lo que buscas, necesitas, quieres o deseas. Y que estaba siempre ahí pero no acababa de convencerte.
Llegado este punto, gente…
Hablemos de mí, ¡zas!
He trabajado toda mi vida por cuenta ajena, en situaciones y empresas bastante diferentes. Como pasa muchas veces, tras un feliz despido, acabé abrazando un proyecto por cuenta propia junto a dos socias. Después de abandonarlo por insostenible y poco ambicioso, saqué muchas conclusiones útiles. Siempre he pensado que de todo se puede extraer un aprendizaje, tarde o temprano.
Para empezar, creo que el trabajo en equipo está sobrevalorado. También opino que gestionar con otros/as un proyecto empresarial, aunque con ventajas, acaba siendo muy limitador.
Además, para mí tomar decisiones solo/a no es lo mismo que hacerlo en soledad. Quien dice tomar decisiones, dice asumir riesgos. ¿A que encajas mucho mejor un error propio al 100% que otro ajeno que te salpica por un mal entendido sentido del compañerismo y/o la responsabilidad compartida? Pues eso.
Este post no es un cántico al individualismo, en absoluto. Más bien lo contrario. Creo que cierta estructura de empresa, en cierto sector, y en cierto momento encaja a la perfección con lo que los/as freelances tenemos que ofrecerles, y a la inversa. Me refiero a las agencias mini, en marketing on line, ahora. Mañana es posible que matice mi opinión, o que directamente haya dado un vuelco el sector. O que el gordito coreano haya apretado el botón y ahí nos quedamos.
Ahora mismo creo que esta es una simbiosis que, bien propuesta y bien gestionada puede ser muy enriquecedora. Además, permite que cada parte mantenga su autonomía, que no es baladí.
La incertidumbre es omnipresente
Hace unos meses pude unirme en buenas condiciones a un proceso de selección. Era para un puesto en una empresa multinacional, aunque con posibilidad de teletrabajo. Pero, ¿sabéis qué os digo? Que prefiero lidiar con la incertidumbre diaria de los y las freelances, cobrar menos, negociar y tener que hacerme valer a diario.
¿Esto es estar en un período de prueba constante? Sí, y no. Pero sea como sea, estar alerta te permite hacerlo mejor. Y si lo haces siempre mejor, no hay estancamiento posible, por muy de acomodar el culo en la zona de confort que seamos. Y estás siempre en movimiento, en lugar de inventarte excusas para mantenerlo todo igual aunque no funcione. Acabarás por adaptarte a lo que venga. Y, ¿qué es la vida si no continuo cambio?
Por cierto, hoy trabajo en casa de una gatita blanca que se llama Suerte, la de la foto. Ser autónoma me permite disfrutar cangureando los animales de mis amigos, algo que no podría hacer trabajando por cuenta ajena de 9 a 19h. Para mí es un argumentazo. ¿Cuál es el tuyo?
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