En un mundo ideal, escribiríamos solo sobre temas que nos interesen. En un mundo más ideal todavía, escribiríamos sobre temas que den juego, que sean divertidos y que enganchen a la audiencia a la primera. El famoso engagement, ya sabéis.
¿Hace falta que diga que no vivimos en un mundo ideal? 😉
Deberíamos reflexionar primero, ya de paso, sobre qué es «aburrido». Seguro que muchos de los temas que me interesan son un verdadero plomo para algunas personas. Parece lógico que, temáticas a priori áridas para ti, puedan resultar de mucho interés a personas del sector y hasta a clientes potenciales.
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Lo primero es la actitud
Convéncete de que puedes crear contenido atractivo, aunque estés hablando de manguitos para radiadores y la mecánica te dé alergia. Si tu redacción es de calidad, deberás demostrarlo en cada artículo, hables de lo que hables.
Busca un enfoque singular que sorprenda a quien te lea. Piensa que esta puede ser una buena ocasión para sacar a relucir tus habilidades, recursos y profesionalidad.
Ofrece contenido útil
Algo que soluciona un problema nunca resultará aburrido, ¡sobre todo para quien lo tiene! Da igual cuál sea el sector sobre el que te ha tocado generar contenido, aprovecha para convertirlo en un recurso educativo y práctico.
Piensa, por ejemplo, en que cualquiera ha buscado alguna vez información sobre cómo hacer la declaración de la renta. ¿Apasionante? No, desde luego. ¿Útil? Mucho, siempre que te resuelva la duda con la que aterrizaste a la web. Si es así, consumirás todo el texto y hasta lo compartirás o te guardarás la página como referencia para otras situaciones similares.
Crea contenido específico
Los artículos demasiado generalistas pueden ser menos apetecibles que los que se centran en un tópico concreto. Cada temática, por especializada y minoritaria que parezca, tiene personas interesadas y muy fieles; piensa en el concepto de larga cola. Y no pierdas de vista que hablamos de engagement; o sea, compromiso y calidad versus cantidad.
Algo muy genérico puede interesar a todo el mundo, sí, y a nadie en particular, también. Especializarse e ir al detalle siempre viene bien.
Sé breve
Ya sabemos que en internet leemos lo justito y perdemos el interés muy rápido. Por eso, premia en tu redacción la concreción y la brevedad. No pierdas de vista que mucha gente te leerá a través de su móvil; evitar un enorme scroll facilitará la lectura.
Usa tu sentido del humor
A veces podemos sentir cierto reparo y temor a que no encaje en la imagen de la marca. Pero, además de facilitarnos la redacción, enganchará y mantendrá el interés del público más tiempo.
Nunca me cansaré de decirlo: escribe como hablas, la gente te lo agradecerá y no perderás por ello calidad o profesionalidad.
Pásate a lo visual
Las infografías lo petan, y lo sabes. La información es más comprensible para la mayoría si se muestra de forma gráfica. Si, además, tenemos que aportar datos, nada mejor que hacerlo en formatos visuales.
¿Qué mejor que un vídeo sencillo para explicar un «paso a paso»? Piérdele el miedo, no estás haciendo cine, si no creando un recurso útil.
Arriésgate (un poco)
En internet, podemos crear controversia de la nada. Si vas a saber manejar la predecible conversación posterior, genera contenido que anime a la gente a sentirse apelada y hasta indignarse. Funciona y, sobre todo, gusta.
Para concluir
No hay tema aburrido ni del que no se pueda sacar algo. Dale una oportunidad al sector en el que te mueves, y sobre todo, dátela como profesional del marketing de contenidos. La clave es redactar algo fácilmente comprensible y útil. El engagement llegará solo.