Hay muchas maneras de hacer perder la escasísima paciencia que tenemos todos/as en Internet. Si tienes un e-commerce, tu negocio depende de no desgastar la moral de quien te visita y ofrecerle rápido y fácil lo que busca. Si lo tuyo es una app y te ganas los dineros con distintos planes, con más razón.
¿Sabe quien nos visita si estamos metiendo la pata con el contenido web o con nuestra estrategia de venta? Seguramente no, pero sí tiene muy claro qué le gusta y qué les repele. Por eso dejo aquí solo cuatro maneras de cómo no convertir visitas en compras:
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Pedir tarjeta de crédito para «free trials»
En serio, en tiempos del RGPD, meterse en eso de recopilar datos nada menos que bancarios sin tener un fin claro, no es la mejor de las ideas. Y aprovecharte de la gente despistada que no cancela la suscripción, tampoco. Menuda imagen puedes dar, y menudo engorro para la atención al cliente lidiar con tanta gente con la cantinela del «cargo sin autorización». Que sí, que la aceptaron, PERO. Ya sabes.
No tener en cuenta la usabilidad
Solo diré dos cosas: experiencia y frustración. Si quieres que alguien vuelva, que la primera sea agradable, y la segunda, rayando a cero. Nada más que decir. Next!
Esconder la información útil
Esto está en la línea de lo anterior, pero es tan importante que merece mención aparte. ¿Contacto? QUE SE VEA. ¿Blog currado? QUE SE VEA. ¿Política de devolución? QUE SE VEA. Si obligas a la gente a bucear por lo largo y ancho de tu web para encontrar información básica, da por hecho que se irán a otro lado.
Lo mismo pasa con las previsibles dudas o quejas: adelántate, aclara desde el minuto cero quién eres, a qué te dedicas y cuál es tu propuesta de valor, si es que ya han surgido cuestiones en torno a eso. Y si eres un artista del copywriting, puedes presentar claramente tu debilidad y convertirla en una virtud: la honestidad. 10 puntos para ti si lo consigues.
Ofrecer contenido experto demasiado pronto
No saber no es nada malo; la ignorancia es de las pocas cosas que tienen solución. Entonces, ¿por qué te empeñas en culpar a tus clientes/as por, simplemente, desconocer? Sí, lo haces cuando les ofreces contenido experto en el momento en que te visitan por primera vez.
A ver, repasemos las etapas del funnel del Inbound Marketing famoso: atraer, convertir, cerrar, deleitar. ¿Cómo empiezas por la etapa de cierre, como si el cliente/a tuviera ya la decisión tomada, alma de cántaro? Ni siquiera has despertado su interés y ya das por hecho que conoce lo que haces y sabe que lo necesita. Y que encima eres mejor que la competencia. Y luego vas y despiertas, claro. Vale, habrá parte de las visitas que igual está en ese punto pero si actúas así perderás al resto. Aquí la clave es conocer lo mejor posible a tu cliente.
Y para ello, deja tu ego a un lado: olvídate de pensar que tu cliente/a es como tú. Puede que sea así, pero lo más probable es que no os parezcáis en nada.
¡Vaya, vaya!
Parece que crear contenido para tu propia empresa, modesta y manejable a nivel de tamaño es fácil porque la conoces mejor que nadie, ¿verdad? Pues ya ves que para nada lo es.
Por eso, si necesitas poner orden en toda esta ensalada, contacta con la experta. Ah, sí. Soy yo.